Al Mal esposo 127

Al Mal esposo 127

Capítulo 127 

El eco de sus pasos resonó en el mármol mientras Irene cruzaba el umbral de la villa, su maleta pesando como plomo en su mano. A través del ventanal que iba del suelo al techo, distinguió la silueta alta e imponente de Romeo, recortada contra la noche. Su mirada, afilada como navaja, la atravesó desde la distancia

La escena le recordó a un depredador acechando en la oscuridad, con ese brillo amenazante en los ojos que le erizó la piel. Las dos horas transcurridas desde que recibió su mensaje habían sido una tortura para ella, y para él, cada minuto había sido leña para el fuego de su furia

Romeo sostenía un cigarrillo entre sus dedos largos y elegantes. A su lado, el cenicero rebosaba de colillas, como un erizo de cenizas y nicotina

-Vaya, vayahasta que la señora Castro se dignó a aparecer

Irene dejó caer su maleta junto a la entrada. Se quitó los tacones, reemplazándolos por las zapatillas de casa, y caminó hacia él con pasos medidos

-¿A quién mandaste a seguirme

Una risa seca y cortante escapó de los labios de Romeo

-No te des tanta importancia. No me interesas lo suficiente como para andar vigilándote

¿Entonces quién?La imagen de Inés se materializó en la mente de Irene como una sombra 

venenosa

-¿Quién te mandó las fotos

Romeo tensó la mandíbula, sus ojos oscureciéndose peligrosamente

-¿No pudiste inventarte una mejor excusa en todo el camino? ¿O ahora vas a desviar la atención preguntando por las fotos

El disgusto deformaba sus rasgos aristocráticos mientras el cigarrillo se consumía lentamente entre sus dedos, acumulando ceniza. El humo lo envolvía como una mortaja, y su ira atravesaba esa niebla tóxica para golpear a Irene directamente en el rostro

-No solo estaba David, también cenamos con… 

La explicación murió en sus labios cuando se encontró con esa mirada cargada de furia, desdén y burla. Su garganta se cerró como si una mano invisible la estrangulara

Romeo, cegado por la rabia, se movió como una sombra. Sus dedos largos se cerraron alrededor del cuello delicado de Irene, su rostro tan cerca que ella podía sentir su aliento caliente contra su mejilla

-De noche te revuelcas conmigo, y de día te escapas a cenar con otros hombres. ¿No te da asco, Irene

El corazón de Irene se retorció dolorosamente. La imagen que Romeo pintaba de ella era 

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Capitulo 127 

repugnante, pero era solo una fantasía nacida de sus celos enfermizos

-Si eres capaz de tanto, ¿para qué volver? Deja que la familia Aranda te mantenga. Veamos hasta dónde llega David por ti

Irene aferró sus muñecas instintivamente, jadeando por aire mientras las lágrimas comenzaban a nublar su visión

-No es lo que piensas… 

La tensión en la villa era tan densa que parecía solidificarse en el aire. El repentino timbre de un celular cortó el silencio, su melodía alegre sonando casi obscena en medio de la escena

Romeo deslizó su mano por la cintura de Irene, extrayendo el teléfono de su bolsillo. David. Esas cinco letras hicieron que sus ojos relampaguearan con renovada furia

-Contesta -empujó el aparato contra las manos temblorosas de Irene, aflojando ligeramente su agarre en su cuello para permitirle hablar

Sin titubear, Irene activó el altavoz y deslizó el dedo por la pantalla

-¡Irene! ¿Ya llegaste a tu casa? -la voz alegre de Natalia resonó en la habitación-. ¡Nosotros apenas vamos llegando

Romeo se tensó visiblemente. No era David quien llamaba, y las palabras de Natalia confirmaban la versión de Irene

-Sí, ya llegué la voz de Irene tembló ligeramente, su respiración aún irregular-. Ya es tarde, deberían descansar

-Sale, también descansa -respondió Natalia, ajena al drama que se desarrollaba del otro lado de la línea

Cuando la llamada terminó, Irene levantó la mirada hacia Romeo

-¿Ves? Natalia también estaba ahí. No éramos solo David y yo

La explicación pareció rebotar contra un muro de piedra. Romeo la soltó con un movimiento brusco y se dejó caer en el sofá, una sonrisa torcida deformando sus labios

-Si todo era tan inocente y correcto, ¿por qué tuviste que subirte al coche a escondidas cerca del estudio? ¿Por qué mentirme diciendo que te quedaste trabajando hasta tarde

2/2 

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Score 9.9
Status: Ongoing
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